Muchas veces pensó que ningún día de su vida, su vida a la que llama real, superaría las noches de su vida alternativa, únicamente conocida por ella. Donde se sentía libre, donde no daba explicaciones a nadie, aquella que como en un capitulo de los Simpsons pase lo que pase todo vuelve a empezar de cero al dia siguiente. Pero solo una cosa le bastó para desmontar su teoría.
Eran las 7 de la tarde, y las calles de la ciudad estaban desiertas.Y por aquellas húmedas calles y frías como lo son en pleno noviembre iba ella. Un punto rojo en un paisaje en blanco y negro, abrigada con gorro y una inmensa bufanda,mostrando solo su rosada nariz y su mirada perdida.Inmersa en sus pensamientos deseando llegar a casa y ponerse junto a la estufa, única fuente de calor, maldiciendo la vida por no dejarle tener a alguien que le de calor con sus brazos.
Una gota de agua le hace volver en si, mierda, había empezado a llover. Echa a correr con las manos en la cabeza intentando protegerse del agua, buscando un techo o incluso un árbol, para meterse debajo. De momento siente un golpe en el hombro, se había chocado con alguien, gira suavemente la cabeza para disculparse y entonces ve esos ojos azules, un azul mas profundo que el cielo,un azul mas profundo que el mar. Queda hipnotizada durante unos segundos, solo unos segundos. Después se vuelve a ver sola en ese mundo negro y gris.
Esos fueron los segundos,cargados de esas sensaciones tan profundas e inexplicables que le demostraron que hay momentos en la vida que superan con creces cualquier simple sueño.
Texto: Txell Mesa
Fotógrafa: Txell Mesa
Modelo: Yasmina Diez
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